Ya lo hemos documentado: según el Estado, un policía nunca es agresor aunque rompa un cráneo con una macana, aunque realice una, dos o tres descargas eléctricas contra una persona, o aunque vacíe su pistola contra un ser humano. Lo mismo ocurre con los agentes de ICE en Puerto Rico, que desde enero realizan operativos de terror en las comunidades y sitios de trabajo de personas migrantes y racializadas. No tan solo Rebecca González Ramos, directora de la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI, en inglés) en San Juan, justifica cada una de las intervenciones de ICE, sino que ha sugerido que las víctimas verdaderamente son sus agentes: uniformados, armados, protegidos, acompañados, financiados, y a la vez tan frágiles.
Leer másMiguel Jiménez Candelario (#5-184) es el sargento de la Policía Municipal de Guaynabo que mató al joven Gabriel Febres de un disparo en la cara el pasado 9 de agosto en una intervención de tránsito. El oficial tiene al menos cinco querellas administrativas en su expediente, cuatro de ellas archivadas y una en la que recibió “orientación”.
Leer más