Desde Francisco hasta Gabriel, contra la impunidad cultivamos memoria y esperanza

Mientras esta semana denunciamos la violencia policial que mató a Gabriel Vasandani Soto el pasado 23 de enero de este año, también recordamos a Francisco Marrero Noa, que como el joven de 18 años, la Policía mató a disparos mientras estaba al volante de su vehículo, y desarmado, hace seis años. En ambos casos, como en muchos otros, el factor común no solo se limita a que la Policía justifica el uso de fuerza y rechaza rendir cuentas por sus acciones. Uno de los factores comunes más importantes es que, tal como Karla Soto y Candy Castro, madre y pareja de Gabriel, confrontan la versión de la Policía, en el caso de Francisco, Jessica Marrero Noa, hermana, ha sido consistente en recordar su nombre y denunciar la violencia policial que mató a su hermano. 

Francisco había comprado los anillos para su boda el día que la Policía lo mató, el 17 de septiembre de 2019; tenía 35 años y compartía con su compañera en Socios Café, en Bayamón. Su hermana narró en un video documental de Km0 que cuando Francisco se tropezó en el local, unas personas que consumían bebidas alcohólicas se burlaron de él. Después de suscitarse una discusión, en la que dos agentes le dieron una paliza, Francisco se alejó y fue a su vehículo. Al retroceder impactó un tiesto que alegadamente lastimó a un contratista de la Policía que estaba presente. En ese momento dos de los hombres dispararon, y 8 balas impactaron a Francisco. Fue tan solo después de matar a Francisco que los hombres se identificaron como policías. Los agentes José Ortíz Merced (placa 29726) y Enrique Feliciano Marrero (placa 37126) fueron quienes realizaron los disparos. 

En Kilómetro Cero hemos documentado un patrón que puede ser evitable: en promedio mueren aproximadamente 10 personas por uso de fuerza policial directa e indirecta en Puerto Rico, entre agentes estatales, municipales e incluso federales. Desde 2014 hemos documentado 125 de estas muertes. Las policías estatales y municipales mataron a 68 de esas personas a tiros y el 44% no portaba armas de fuego. Hayan estado armadas o no, la Policía consistentemente justifica todas las muertes que sus agentes ocasionan. 

La experiencia documentando la violencia policial en Kilómetro Cero y desde Evidencia la Violencia nos afirma que la violencia policial que ejerce el Estado se trata de un patrón, no de casos aislados. Los testimonios de las personas sobre estas experiencias son un punto de encuentro: dan a entender que lo que le hizo un policía a una, también le ocurrió a dos, a tres, y a otras más. O sea, que en vez de tratarse de algo individual, se trata de una práctica violenta, generalizada, que demuestra cómo opera la Policía. Ante estas prácticas, amplificamos y conectamos las voces de las personas que quieren llevar sus denuncias públicamente en nuestro país. En ese sentido, Mariame Kaba y Kelly Hayes, activistas y organizadoras, nos recuerdan en el libro Let This Radicalize You que “el trabajo de cultivar esperanza y propósito, de unir a las personas entre sí, es tan importante ahora como lo ha sido siempre, en cualquier momento de la historia de la humanidad, porque sin esos esfuerzos, estaríamos perdidas en la oscuridad”. 

Entre los 412 casos documentados por Kilómetro Cero, existen las muertes por uso de fuerza policial y los relatos de familiares, detenciones arbitrarias por parte de la Policía, casos de intimidación por vecinos policías, agresiones de policías a quienes se manifiestan por el país, policías que agravan las condiciones de personas atravesando crisis de salud mental, casos de uso de fuerza policial excesivo, desproporcionado e innecesario, por mencionar algunas intervenciones frecuentes. Nuestro archivo contiene la narración de personas que resultaron con lesiones y traumas tras intervenciones policiales, y también contiene la memoria de personas que cambiaron de perspectiva en torno a la Policía y que están dispuestas a interrumpir la violencia. Las historias ciudadanas que se desprenden de estos casos son la base de experiencias compartidas que se suman a la denuncia contra la violencia de Estado. 

Debemos enfatizar que la denuncia contra la violencia policial no es una cosa de hace seis años, y menos que se limita al día de hoy, es una denuncia de muchas décadas. El Estado rechaza responsabilidad y rendición de cuentas, pero hoy en Puerto Rico, conocemos a las familias de las víctimas de violencia policial que evidencian la violencia, mencionan los nombres de sus seres queridos, y confrontan las narrativas policiales, en su mayoría mujeres, con energía, con rabia, con un compromiso con la memoria y con sus nociones diversas de justicia. También decimos sus nombres y honramos sus historias. 

El autor es coordinador de documentación en Kilómetro Cero

Aharhel Emilio Alicea